viernes, 27 de junio de 2014

La pastilla para que en la infancia se porten bien


Una entrevista con un conocido psicólogo clínico hecha por los médicos de No Gracias nos plantea la pregunta ¿existe la píldora para portarse “bien”? Y yo pregunto ¿se la daríais a vuestros hijos? Comentamos sobre el fracaso del éxito de la medicalización de la infancia.

El médico Enrique Gavilán entrevista a Joseph Knobel Freud, psicólogo clínico y psicoanalista (familiar del famoso Freud). Su trayectoria de más de 20 años trabajando con niños y padres lo convierte en un profesional de referencia a la hora de conocer la mentalidad y el desarrollo de los más pequeños. Él cuestiona el origen biológico de problemas como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). En su libro “El reto de ser padres” abunda en ello. 

Parece que estamos obsesionados con estar en la media, con no destacar ¿es el triunfo de la mediocridad? 

Si un niño destaca por sus habilidades en el colegio pero se aburre en clase se le medica (¿es que está enfermo?) y si por el contrario se apunta a eso denominado “fracaso escolar” también se le medica, solo para esto hay un modo de actuar común.


Cuenta Knobel Freud:

“Es posible que se esté produciendo cierta ‘dejación’ de las responsabilidades parentales en la sociedad actual, aquello que no logran hacer los padres pretenden que lo hagan otros: si lo hacen los medicamentos…“.

Comenta además el psicólogo que la mayoría de los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso tienen efectos secundarios complejos, entre otros la habituación o dependencia.

A finales del año pasado el New York Times publicaba un profundo reportaje titulado La comercialización del trastorno de Hiperactividad y Déficit de Atención que podéis leer traducido por Salud y Fármacos. Niños con una hiperactividad exacerbada e impulsivos, que antes eran rechazados por ser “ovejas negras”, ahora se les diagnostica con un problema neurológico real.

Los padres y los médicos han aceptado totalmente medicamentos como Adderall y Concerta para atemperar los rasgos clásicos del THDA, ayudando así a que los niños y adolescentes superen de forma satisfactoria su escolarización y su carrera académica.


¿Alicia en el país de las maravillas? Los datos recientes de los Centros de Control de Enfermedades (CDC), una de las instituciones sanitarias estadounidenses más grandes, mostraban que se había diagnosticado al 15% de los chicos que están en colegios e institutos  y que el número de niños con medicación para el trastorno se había disparado hasta los 3,5 millones, en comparación con los 600.000 que había en 1990.

Uno de los psicólogos consultados lo denomina “un desastre nacional de peligrosas proporciones”.

Hoy en Estados Unidos el TDAH es el segundo diagnóstico crónico en la infancia. Como indica NYT, veinte años de marketing de la industria a padres, profesores y médicos ha surtido efecto. Y como hemos comentado en otros post, ahora a por el mercado más provechoso de los adultos.

Cuenta NYT que se ha reconducido aspectos normales y característicos de los niños como los despistes o las malas notas hacia necesidades medicamentosas con la promesa de que estos remedios pueden resultar en “un rendimiento escolar acorde a su inteligencia” y reducir tensiones familiares. Un anuncio televisivo en 2002 que publicitaba el medicamento Adderall, mostraba a una madre que jugaba con su hijo y le decía, “Gracias por haber sacado la basura”.


Estimulantes como Adderall, Concerta, Focalin y Vyvanse y no estimulantes como Intuniv y Strattera se han anunciado (por suerte sólo hay dos países en el mundo -EE.UU. y Nueva Zelanda, que permiten la publicidad de medicamentos de receta) y lo ha hecho en múltiples ocasiones desde el año 2000.

En este “desastre de peligrosas proporciones” han sido fundamentales muchos médicos que muestran una imagen benigna del diagnóstico y la medicación a pesar de que puede desencadenar eventos adversos graves y a pesar de estar sujeta a la misma regulación que la morfina o la oxicodona por su potencial de abuso y adicción.

Las asociaciones de pacientes a favor de la medicación han intentado que se reduzca la regulación de los estimulantes; asociaciones cuyos presupuestos operativos son financiados en gran parte por la industria farmacéutica. Así lo cuento en “Pandah” no es un osito de peluche para niños clasificados TDAH.

No sé si calificarlo como solución pero es cierto que lo que dice Freud es sensato y puede ser la mejor “terapia”:

“Los padres deberían leer más cuentos, dibujar, pintar, cantar, disfrutar de todas y cada una de las actividades de la infancia”.


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